viernes, 17 de septiembre de 2010

Tiempo




Nuestra permanencia en el mundo es tan sólo un leve pestañeo comparado con el ilimitado universo; una pequeña gota frente la inmensidad del mar, un minúscula piedra contra las dantescas montañas. Estas vidas, las que poseemos, se desvanecen como el polvo. Soplados por los vientos del tiempo. Pero a pesar de ser corta nuestra estancia, es muy intensa la vida que se vive, cada experiencia, cada sentimiento, es parte de esa vida. Nos vamos de la misma forma que venimos, en un instante pasamos de una vida a otra: de la nada a la luz, de la luz al más allá.
Por eso, aunque nuestra existencia es efímera, nunca debemos restarle importancia, pues en cada detalle, en las cosas más pequeñas están las grandiosidades de la vida; siendo la simplicidad la que hace que el mundo sea lo que es.